martes, 29 de diciembre de 2009


Principe Azul.
Desde la más tierna infancia las mujeres esperamos con ansias la famosa llegada del mítico príncipe azul.
Aquel joven apuesto y varonil que nos rescatará de las garras de la monotonía diaria y que tendrá la capacidad
de convertirnos en las adorables princesas que siempre deseamos ser.
La crianza moldeadora de falsas esperanzas hace su aparición.
¿Por qué azul? ¿Por qué no verde? ¿Por qué tiene que ser azul?
El azul significa inocencia y devoción, mostrando de esta forma el sentimiento platónico
que nos produce este modelo de hombre que nunca existio corporalmente,
pero sí en los sueños de miles de niñas sin imaginación, sin espíritu crítico,
simplemente convencidas de la realidad como se les es planteada.
Ese color azul es perturbante.
Los príncipes pertenecen a la supuesta sangre azul.
Esta representa una sangre fría, sin emociones, sin pasión, sin entrega.
Sangre calculadora, coagulante, predecible.
Es un mensaje subliminal enviado a nuestras mentes.
Nuestro príncipe azul en la actualidad es un hombre que tenga bien planeado su futuro.

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